La mejor forma de empezar el día en Estambul es con un café turco o un té turco, servidos en pequeños vasos de cristal que permiten apreciar su color ámbar. El café turco es una bebida fuerte y con un toque ácido. Mientras tanto, el té turco, de sabor suave y reconfortante, es una tradición que se disfruta en cualquier rincón de la ciudad. No olvides acompañarlos con un lokum, el dulce típico de Turquía.

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El estrecho de Bósforo, que divide Estambul en sus partes europea y asiática, no solo es un punto de conexión entre dos continentes, sino también un epicentro de comercio y turismo. Subirse a un barco para recorrer estas aguas es imprescindible. Puedes optar por un tour diurno para admirar los palacios y mansiones otomanas que adornan sus orillas, o por un tour nocturno, donde las luces de la ciudad y el reflejo de la luna sobre el agua crean un espectáculo inolvidable.

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Aquí te dejo unas opciones del recorrido en Civitatis

• Crucero por el Bósforo y el Cuerno de Oro
• Crucero por el Bósforo al atardecer

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Estambul es un mosaico de historia. El Hipódromo de Constantinopla, un antiguo circo romano, alberga monumentos como el obelisco egipcio de 3,500 años de antigüedad, la columna de serpientes y otros vestigios que evocan el esplendor del pasado. Aunque los siglos han borrado gran parte de la arquitectura original de Constantinopla, estos monumentos ofrecen una ventana al pasado glorioso de la ciudad. Tantas veces que  he leído sobre la historia de Constantinopla, que caminar por las calles de Estambul y conocer sus tesoros mas antiguos me ha conmovido mucho.

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Hablar de Estambul es hablar de sus mezquitas. La Mezquita Azul, con sus seis minaretes y cúpulas decoradas con azulejos de ıznik, es un emblema de la ciudad. La Mezquita de Süleyman, la más grande de Estambul, combina majestuosidad y serenidad. Y Santa Sofía, que ha sido iglesia, mezquita y museo, es un testimonio vivo de los cambios culturales y religiosos que han marcado a Estambul. Recomiendo visitarla temprano en la mañana para evitar las multitudes y disfrutarla en toda su magnitud, yo me levante a las 4 de la mañana y no había nadie, vale la pena madrugar un día.

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La gastronomía turca es una de las más ricas y variadas del mundo. Desde el kebab preparado en trompo hasta los jugos frescos de granada que puedes encontrar en cualquier esquina, cada plato es un deleite. No puedes irte sin probar el simit, un pan en forma de anillo cubierto de semillas de sésamo, o el baklava, un dulce hecho de hojaldre, frutos secos y miel. En general, vas a encontrar muchas tiendas de dulces, ¡yo te recomiendo probar de todo!

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Ninguna visita a Estambul está completa sin explorar sus mercados. El Gran Bazar, un laberinto de más de 4,000 tiendas, ofrece desde especias y joyería hasta textiles y artesanías. Cada esquina tiene algo que sorprenderte. El Mercado Egipcio de las Especias, por su parte, es un festín para los sentidos, con colores y aromas que te transportan a otro mundo. Aquí también puedes probar dulces como el baklava y comprar tés aromáticos para llevar a casa.

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Algunas de las mejores experiencias en Estambul ocurren cuando caminas sin rumbo fijo. Perderte en sus calles te lleva a descubrir joyas ocultas como pequeñas cafeterías, talleres de artesanos o, como en mi caso, una escuela de Corán. Allí me ofrecieron un recorrido gratuito y hasta me obsequiaron una pashmina y libros. Este tipo de sorpresas son las que hacen de Estambul un destino tan especial.

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También te recomiendo un tour gratuito por Estambul

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Estambul también es rica en museos que ofrecen una visión profunda de su historia y cultura. Uno de los más destacados es el Palacio de Topkapi, antigua residencia de los sultanes otomanos, donde puedes admirar sus jardines, las joyas imperiales y las reliquias sagradas. Por otro lado, el Museo Arqueológico de Estambul alberga colecciones impresionantes, como artefactos de Troya y sarcófagos antiguos.

Si te interesa el arte moderno, el Museo de Arte Moderno de Estambul es una excelente opción, con exposiciones de artistas turcos e internacionales. Para una experiencia única, el Museo de la Inocencia, inspirado en la novela de Orhan Pamuk, combina literatura y objetos cotidianos para contar historias de la vida en Estambul.

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Algo que me sorprendió fue la cantidad de gatos y perros callejeros que viven en armonía con los habitantes de Estambul. Los animales están bien cuidados, muchos llevan chips en sus orejas y reciben alimento y atenciones de los vecinos. Esta convivencia refleja el respeto de la cultura turca hacia los animales.

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Durante mi estancia, me hospedé en el hotel boutique Henna, ubicado a pocos metros de Santa Sofía y la Mezquita Azul. Este pequeño hotel combina ubicación estratégica con atención personalizada. Desde mi llegada, el personal fue excepcionalmente amable, ofreciéndonos café y té mientras esperábamos nuestra habitación. La terraza del hotel ofrece vistas espectaculares al Bósforo, ideales para disfrutar de un desayuno o una tarde relajada.

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